El movimiento de la naturaleza, del mar, los rÃos, los lagos es similar al movimiento que produce la música y el arte en una persona. Un aprendizaje eterno, que nunca para, pero siempre basado en un ciclo, una continuidad. Un vaivén de emociones que te acoge como un hermano, pero que se debe abordar con respeto y humildad. Un escape de la cotidianidad, la desilusión, el caos, la nostalgia y la falta de armonÃa que enfrentamos las sociedades actuales.