“Hay una vieja palabra sánscrita, lîla, que significa juego.
Es más rica que nuestra palabra: significa ‘juego divino’, el juego de la creación, el plegarse y desplegarse del cosmos. Lîla, libre y profundo, es a la vez el deleite y el goce de este momento, y [es] el juego de Dios […]”
–Stephen Nachmanovitch–